(Para complementar la información anterior)
LAS PRIMERAS PRESIDENCIAS DEL URUGUAY
PROBLEMAS Y SOLUCIONES
La
vida constitucional del Estado Oriental del Uruguay se inicia con las
presidencias de Rivera y Oribe. El 24 de octubre de 1830 la Asamblea
General designó Presidente de la República a Fructuoso Rivera, quien se
mantuvo en el cargo hasta cumplir los cuatro años que le correspondían d
acuerdo a lo que establecía la Constitución. El 1 de marzo de 1835 la
Asamblea designó presidente a Manuel Oribe. Este no pudo terminar su
mandato porque renunció el 24 de octubre de 1838 al ser derrotado por
una revolución encabezada por Rivera quien contaba con el apoyo de
Francia. Rivera quedó a cargo del poder siendo designado nuevamente
presidente por la Asamblea General.
LOS PROBLEMAS
Estos primeros gobiernos uruguayos debieron enfrentar los problemas causados por los factores de perturbación o inestabilidad.
1) Problemas económicos.-
La ganadería, principal fuente de riqueza, estaba en retroceso como
resultado de los largos años de luchas. La disminución de ganado había
sido provocada por las matanzas indiscriminadas y el robo de ganado
hacia Brasil. El ganado se había dispersado y era difícil saber a quien
pertenecía.
Carros, carretas y diligencias apenas comunicaban al país |
La
agricultura tenía escaso desarrollo y era insuficiente para el consumo
local. Muchas veces hubo que importar trigo desde el exterior para tener
harina. Había chacras sólo en torno a la ciudad de Montevideo y, en
general, los habitantes de la campaña despreciaban el trabajo agrícola.
La
industria prácticamente no existía. El trabajo artesanal apenas cubría
las necesidades de consumo local (vestimentas, vivienda). La actividad
industrial más importante era la de los saladeros de carne y cuero.
Requería poca inversión de dinero, no necesitaba mano de obra
especializada y utilizaba la materia prima más abundante en el país: el ganado. Los cueros y la carne salada (tasajo)
se exportaban, pero, en el caso de la carne salada los mercados
consumidores eran escasos: Brasil y Cuba, donde se utilizaba para
alimentar a los esclavos.
Los productos importados eran más que los exportados, por lo que la balanza comercial era deficitaria.
Uruguay
carecía de moneda propia; circulaban monedas brasileñas de cobre y
papel moneda argentino desvalorizado. Esto complicaba las transacciones
comerciales por falta de efectivo y por la inseguridad que existía
acerca del valor de los billetes.
2) Problemas sociales.-
El principal problema social era el conflicto entre los propietarios y
poseedores de tierras. No era un problema nuevo, se había desarrollado
durante la época colonial, pero se había agravado. La revolución
artiguista había creado una situación nueva con el reparto de tierras
hecho en 1815. Incluso, antes del reparto hecho por Artigas, en 1814,
durante el breve dominio de Buenos Aires sobre la Provincia Oriental, se
habían hecho entregas de tierra por el gobierno porteño. Además muchos
propietarios españoles habían huido y sus campos fueron ocupados por los
revolucionarios sin ningún título.
Posteriormente,
durante la dominación portuguesa y brasileña, los repartos artiguistas
fueron desconocidos y hubo nuevas entregas de tierras para beneficiar a
aquellos que apoyaban la dominación.
Numerosos
propietarios que habían huido regresaron y se presentaron ante los
tribunales a reclamar sus tierras, provocando una ola de desalojos.
Posteriormente
se produjo la revolución de 1825 y el retiro de los brasileños.
Nuevamente hubo propietarios que huyeron y ocupantes de tierras que las
hacían producir aunque no tenían título de propiedad.
Sobre una misma tierra podía haber varios propietarios alegando derechos que provenían de diferentes gobiernos.
Reconocer
el derecho de unos significaba dejar sin tierras a los otros. Quines se
sentían despojados recurrían a buscar el respaldo de los hombres
fuertes del campo, los caudillos, y al uso de las armas para mantener
sus tierras. Por lo tanto este conflicto entre propietarios y poseedores
era también un problema económico, político y jurídico.
3) Problemas políticos.- Eran varios:
a)
La forma en que se había producido la “independencia” provocaba la
falta de un verdadero sentimiento de identidad nacional. La
“independencia” era muy relativa. Las primeras presidencias debían
resolver el reconocimiento del nuevo estado por otros países y asegurar
su viabilidad como estado.
b)
Las luchas internas que no sólo pasaban por la discusión parlamentaria o
el cruce de artículos en la prensa, sino que llevaba al enfrentamiento
armado. Habían bandos más o menos identificados: unitarios, federales,
abrasilerados, lavallejistas, riveristas. Pero las principales
divisiones tenían que ver con enfrentamientos personales entre los
caudillos, como era el caso de Rivera Y Lavalleja, primero, y de Rivera y
Oribe después. No era ajeno a estas luchas el conflicto por las
tierras.
c)
Las dificultades para aplicar la constitución en una realidad que poco
tenía que ver con aquellos países de donde se había copiado. La mayoría
de la gente reconocía como autoridad a los caudillos, por que los
estimaba y respetaba, y no a las autoridades establecidas por la
constitución. Cuando Rivera
realiza desconoce al presidente Oribe e inicia una revolución, los
riveristas decían que el presidente “se había revelado contra Don
Frutos”, porque para ellos el que “mandaba” era, naturalmente, Fructuoso
Rivera, estuviera o no investido de poder por la constitución.
LAS SOLUCIONES
1) Las relaciones internacionales.- Durante las primeras presidencias las relaciones exteriores se orientaron hacia en dos direcciones:
- Hacia los países europeos tratando de obtener el reconocimiento del nuevo estado y lograr préstamos de dinero.
- Hacia los Brasil y Argentina para conseguir que firmaran un tratado definitivo que asegurara la independencia de los orientales y para solucionar el problema de los límites.
Las
principales gestiones hechas en Europa se hicieron frente a los
gobiernos de Inglaterra y España. Las gestiones ante Inglaterra,
iniciadas por el Ministro Lucas Obes, buscaban que aquel país asegurara
la independencia de Uruguay ante Argentina y Brasil . Durante la
presidencia de Oribe se intentó lograra un acuerdo comercial pero no se
llegó a nada concreto. Las gestiones ante España tenían como propósito
principal obtener el reconocimiento de la independencia. Se
establecieron relaciones comerciales con aquel país pero no se llegó un
acuerdo sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas porque
España reclamaba indemnizaciones por la revolución artiguista.
Las
gestiones ante los países vecinos para obtener un tratado definitivo y
establecer los límites fracasaron. Las principales gestiones se hicieron
ante Brasil (con Argentina había una separación geográfica bien clara
que eran los ríos Uruguay y de la Plata) ante el cual se reclamaban los
territorios al norte del río Cuareim que habían pertenecido a la Banda
Oriental en la época colonial. Ante la negativa de Brasil de tratar el
tema, el ministro Lucas Obes pensó en la creación de la una alianza
entre todos los países que tenían fronteras con Brasil, para negociar en
conjunto el reconocimiento de los antiguos límites. El plan comenzó con
éxito al obtenerse el apoyo de Perú y Bolivia, pero luego Lucas Obes
debió renunciar y cuando asumió la presidencia Oribe dejó de lado esa
estrategia.
Las
nuevas gestiones iniciadas por Oribe en 1837, aprovechando los
problemas internos que tenía Brasil con la revolución de Río Grande del
Sur, tampoco tuvieron éxito.
2) Independencia eclesiástica y educacional.- Teniendo en cuenta que la constitución consagraba a la religión católica como oficial,
era importante obtener la separación de la administración religiosa que
hasta ese momento estaba sometida al obispo de Buenos Aires. En 1832 el
Papa Gregorio XVI designó a Dámaso Antonio Larrañaga como Vicario
Apostólico de la República y luego se le dieron facultades semejantes a
las de obispo.
La
enseñanza superior no existía en Uruguay. Los profesionales que
actuaban en el país habían hecho sus carreras en el exterior, donde eran
enviados los jóvenes cuyas familias podían costearles sus estudios.
Durante
la presidencia de Rivera se inició el proceso para crear una casa de
estudios superiores. Al principio sólo se logró que funcionaran una
cátedra de filosofía y una de latín. Luego se agregaron derecho,
matemática y teología. En 1838 Oribe ordenó la creación de la
Universidad a partir de estas cátedras, pero la situación del país,
sacudido por la revolución de Rivera, impidió que se llevara a la
práctica.
3) Fomento a la inmigración.-
Se adoptaron medidas para impulsar la inmigración y de esa manera tener
más población, aumentando el consumo y procurando tener mano de obra
agrícola y artesanal. Se consideraba que esto era imprescindible para
impulsar la economía del país, que en 1830 tenía sólo unos 70 mil
habitantes.
Durante
el gobierno de Rivera, su ministro Lucas Obes, preparó un proyecto para
atraer inmigrantes. El proyecto consistía en facilitar el traslado de
artesanos, trabajadores o peones, que acreditaran buena conducta,
pagando el gobierno uruguayo los pasajes, el alojamiento y la
alimentación de los viajeros. Luego de establecidos los inmigrantes
devolverían al gobierno el dinero.
También
hubo un proyecto para crear una ciudad formada por inmigrantes en la
falda del cerro de Montevideo, la villa de Cosmópolis. También hubo
iniciativas privadas de empresarios para traer inmigrantes europeos y
africanos. En este último caso a veces se trataba de un tráfico de
esclavos disfrazado.
Se calcula que entre los años 1830 y 1840 llegaron unos 22 mil inmigrantes, la mayoría de Francia, España y el norte de Italia.
4) Medidas sobre la tierra.-
Frente al conflicto entre poseedores y propietarios, el gobierno de
Rivera decretó, en 1833, que los poseedores sin título de propiedad
podían quedarse en las tierras que ocupaban si las pagaban. Trataba de
defender a aquéllos poseedores que pudieran pagar la tierra, dándoles la
oportunidad de quedarse en ellas, no perjudicando a los propietarios
que serían indemnizados. Además se establecía que aquellos poseedores
que no tenían dinero para pagar las tierras, serían reubicados en los
alrededores de los pueblos y en la frontera. Estas situaciones se
definirían caso por caso, lo que daba lugar a arbitrariedades.
Esta
medida benefició a los que tenían dinero pero significó el desalojo de
una gran parte de la población de la campaña, pequeños y medianos
productores, que no podían pagar el precio. Así, junto a los
latifundistas, se creaba una masa de gente, muchos con ganado, que no
tenían tierras propias y se transformaron en agregados o peones. Las
condiciones de explotación del ganado permitía la existencia de esta
gente, que incluso podía matar ganado ajeno para alimentarse, ya que lo
que tenía más valor no era la carne sino el cuero.
Muchos
desalojados buscaron el apoyo de los caudillos para recibir protección,
aumentando los lazos de dependencia personal entre el caudillo y sus
protegidos-seguidores.
También
había ocupantes de tierras del estado. Para estos casos el gobierno de
Rivera resolvió que aquellos que hubieran permanecido durante más de 20
años en esas tierras, podían comprarlas. El
gobierno de Oribe decidió que para aquellos que estuvieran en tierras
públicas por un tiempo menor a los 20 años, podían arrendarla y luego de
cinco años se decidiría si se mantenía el arriendo o si se le vendía.
Como
se ve, en todos los casos la solución pasaba por el tener o no dinero,
desconociéndose los repartos hechos por el reglamento de tierras de
Artigas.
EVOLUCION POLITICA
PRESIDENCIA DE RIVERA
El
24 de octubre de 1830, la Asamblea General designó presidente a
Fructuoso Rivera, quien obtuvo 27 votos contra 5 que recibió Lavalleja.
Los dos caudillos eran las figuras políticas más relevantes del momento.
Rivera, que contaba con 45 años al ser designado presidente, era hijo
de un importante estanciero y en 1811 se había sumado a la revolución
artiguista. Participó del éxodo al Ayuí y en el segundo sitio a
Montevideo. Tuvo destacada labor durante el período de la Provincia
Oriental autónoma (1815-16) y Artigas confió en él designándole en
cargos de gobierno y luego al frente de las tropas que debían detener a
la invasión portuguesa en el este de la provincia.
Rivera |
En
1820, derrotado Artigas, Rivera lo deja a un lado y hace un acuerdo con
los portugueses, colaborando con la dominación de aquellos sobre la
provincia. Fue un personaje importante durante el dominio portugués y
brasileño, ocupando el cargo de Comandante de la Campaña. Se negó a
participar en el intento revolucionario de 1823 pero se incorporó a la
revolución de 1825 en un hecho polémico (el episodio del Monzón).
Participó en la lucha contra los brasileños con éxito y llevó a cabo la
toma del territorio de las Misiones. Este hecho le otorgó fama que
sumado al prestigio adquirido durante sus años de comandancia de la
campaña, le facilitaron la designación com o presidente.
Poco
tiempo después de asumir la presidencia Rivera marchó hacia el
interior, donde se sentía más a gusto dada su condición de caudillo y su
temperamento, delegando el mando en el presidente del Senado Luis
Eduardo Pérez. Casi todo su período como presidente Rivera se mantuvo en
la campaña y el gobierno quedó en manos de sus ministros y de un grupo
de amigos con los que tenía vinculaciones desde la época de la
dominación brasileña a quienes se conocía como los “cinco hermanos”
(Lucas Obes, Nicolás Herrera, José Ellauri, Julián Alvarez y Juan Andres
Gelly).
A
mediados de 1831 comenzó a hacerse sentir una creciente oposición al
gobierno de Rivera. Se acusaba la gobierno de no respetar la
constitución, de mala administración y de tener un ejército mal
controlado e impago que era una amenaza constante. La oposición acusaba
al ministro Santiago Vázquez y a “los cinco hermanos” de mala
administración y de usar al gobierno para obtener beneficios económicos
personales.
A
esta situación hay que agregarle el descontento de Lavalleja que se
había visto postergado en sus ambiciones políticas y el problema de los
poseedores y propietarios. Todo esto sumado fue creando un clima de
tensión que desembocó en violencia.
Primero
hubo una rebelión de los indígenas que el propio Rivera había traído de
las Misiones y habían sido hacinados en Bella Unión, al norte del país.
Olvidados, sin medios para subsistir, se dedicaron al robo de las
estancias cercanas. Rivera envió a su sobrino Bernabé para poner fin a
los ataques indígenas, pero fue muerto. El propio Rivera dirigió una
campaña contra los indígenas, emboscándolos y exterminándolos.
Por
otra parte se produjeron dos rebeliones de los lavallejistas, una en
Durazno, donde Rivera residía habitualmente, y otro en Montevideo. Las
dos rebeliones fueron derrotadas por Rivera, con ayuda de unitarios
argentinos residentes en Uruguay. La victoria de Rivera no fue seguida
de un intento d acercamiento y diálogo con la oposición. Al contrario,
se expulsó a los opositores del Parlamento y se quitaron las tierras y
ganados de los lavallejistas. Así se inició una práctica que se hizo muy
común en el resto del siglo: el bando victorioso se apropiaba de los
bienes del vencido, y éste aspiraba a una rebelión para tomar venganza y
recuperar sus bienes.
En
1833 se produjo una segunda rebelión que fue preparada por Lavalleja
desde Buenos Aires donde contaba con el apoyo del gobernador Juan Manuel
de Rosas. La rebelión fracasó.
Hubo
un tercer intento de rebelión en 1834, esta vez encabezado por el
propio Lavalleja,que también fracasó. Rivera pudo terminar su período de
gobierno. Interinamente el presidente del Senado, Carlos Anaya, se hizo
cargo de la presidencia, hasta que la Asamblea General designara al
nuevo presidente. Anaya designó a Rivera como Comandante General de la
Campaña, lo que lo ponía al frente del ejército con la función de
mantener el orden e la campaña “persiguiendo vagos, desertores o
criminales”. El poder que el daba este cargo era mucho y los límites muy
pocos. Podía ser un elemento de fricción con el futuro presidente.
El
1 de marzo de 1835 la Asamblea General designo unánimemente a Manuel
Oribe como presidente. La unanimidad indica la coincidencia de
opiniones, tanto de partidarios como de contrarios al anterior
presidente, sobre la figura de Oribe y las esperanzas que en él se
tenían. Para algunos historiadores los asambleístas veían en Oribe un
buen administrador, un militar de carrera que pondría orden en la
administración de los dineros públicos y respetaría la constitución.
Pero,
si esas eran las intenciones, no pasaron de ser sólo intenciones,
porque los conflictos internos y externos no permitieron desarrollar la
obra que se esperaba de Oribe. En el primer año de gobierno ya hubo
problemas con la sectores de la prensa que se quejaban de falta de
libertad para expresarse. El gobierno había puesto restricciones a las
manifestaciones de la prensa referidas a la situación argentina. Los
motivos eran que los unitarios exiliados en Montevideo manifestaban sus
opiniones contrarias al gobierno de Rosas en Buenos Aires. Este había
reclamado ante Oribe y Oribe impuso limites a las manifestaciones de la
prensa. Los sectores liberales, contrarios a Rosas, acusaron a Oribe de
estar aliado al gobernador de Buenos Aires.
Pero
el problema mayor de la presidencia de Oribe se produjo cuando este
decidió suprimir el cargo de Comandante de la Campaña a comienzos del
año 1836. La existencia de ese cargo en manos de Rivera significaba la
existencia de dos autoridades dentro del país: la del presidente y la de
Rivera. El decreto por el cual se suprimía el cargo establecía que ya
no era necesario y el ejército quedaría bajo las órdenes el Ministro de
Guerra, que dependía directamente del presidente. Rivera tomo el hecho
como una destitución para alejarlo del poder. Por otra parte en la
Asamblea General se elaboró un informe donde se acusaba al gobierno de
Rivera de irregularidades financieras beneficiando a particulares en
perjuicio del estado. En total se hacían 174 cargos. Además se hizo
pública la deuda que había dejado el gobierno de Rivera.
Todas estas acusaciones divulgadas ampliamente por la prensa, caldearon los ánimos. En julio de 1836 inició una revolución contra Oribe. Los unitarios argentinos establecidos en Uruguay apoyaron a Rivera.
Rivera recibiendo un mate de un poblador de la campaña |
En
agosto de ese año Oribe había decretado que los integrantes del
ejército, los funcionarios públicos y la población en general, debían
usar una divisa de color blanco en el sombrero o en las prendas de
vestir con el lema “Defensores de las leyes”. El bando rebelde también
usó una divisa, que al principio fue el otro color de la bandera, el
celeste. Pero como este desteñía, optaron por un color más firme, usando
el colorado.
Después
de la derrota los revolucionarios pasaron la Brasil donde apoyaron la
movimiento separatista de Río Grande del Sur. Los riograndenses,
agradecidos, prestaron ayuda a Rivera cuando este volvió a Uruguay en
octubre de 1837 reiniciando la lucha contra Oribe. Luego de varios
encuentros armados sin una clara definición, en la batalla de Palmar
Rivera triunfó sobre Oribe (junio de 1838). Se iniciaron gestiones de
paz pero fracasaron porque Rivera ponía como condición la renuncia del
presidente Oribe.
Un nuevo acontecimiento empeoró la situación de Oribe. La
flota francesa, que estaba en conflicto con Rosas y bloqueaba al puerto
de Buenos Aires, solicitó permiso a Oribe para usar a los puertos
orientales como centros de operación para atacar al gobernador de Buenos
Aires. Oribe se negó a
intervenir en el conflicto. Entonces los franceses se vincularon con
Rivera quien les permitió usar el puerto de Colonia, que estaba bajo su
mando. Los franceses iniciaron entonces un bloqueo por mar a Montevideo,
donde estaba Oribe mientras Rivera lo hacía por tierra.
A
partir de este momento Oribe no podía intentar nada frente a Rivera que
tenía el apoyo de los unitarios argentinos, de los riograndenses,
constituidos en República de Piratiní, y de la escuadra francesa. El 24
de octubre de 1838 Manuel Oribe presentó su renuncia a la presidencia,
la que fue aceptada por la Asamblea General. Oribe manifestó que
renunciaba cediendo ante la violencia, o sea que no era una renuncia por
su voluntad. Se trasladó a Buenos Aires y allí Rosas lo recibió
tratándolo como “el verdadero presidente del Uruguay”.
Esta
victoria de Rivera no terminaba con el conflicto. Por el contrario, la
situación internacional llevaría a un conflicto más extenso en el tiempo
y en el espacio: la Guerra Grande.
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